En el episodio #24 de «Reflexiones de un Peregrino» revisamos que en el patio del santuario, es donde se impartía la justicia al pecador arrepentido. Vemos, además, que esta situación es representada por la experiencia de Adán y Eva, cuando fueron vestidos con la ropa de piel, que Dios les dió, después de caer en pecado.

Transcripción

Como vimos en un episodio anterior, si queremos entender el plan de Dios para nuestra salvación, tenemos que mirar el santuario. El santuario es el plano o la maqueta diseñada por Dios para entender el trabajo y ministerio del Jesús. Como dijo Juan el Bautista, en Juan 1:29, Jesús es…

Juan 1:29 … el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

En otras palabras, para comprender el trabajo y ministerio de Jesús en la tierra, hay que ver la función que tiene el corderito que se sacrificaba en el santuario del Antiguo Testamento. Así, si los judíos hubieran entendido cuando Juan Bautista les dijo que Jesús era el cordero, no hubieran dejado pasar al Mesías.

El santuario es más que una doctrina. Es un lente, o una llave, para entender el trabajo y el ministerio de Jesucristo. Y en el evangelio de Juan, vemos que Juan Bautista el utiliza el santuario como una llave (hermenéutica) para descifrar el rol de Cristo en la tierra. Es como que Juan Bautista está diciéndole a sus oyentes: “¿se acuerdan del cordero del sacrificio en el Santuario? Bueno ese es Jesús de Nazaret”. Y como los judíos no utilizaron el santuario para entender la obra de Jesús, no vieron que en Cristo se cumplía la obra del Mesías. Hay que tener presente que los judíos si creen en el santuario y lo consideran un asunto santo y delicado. Pero ellos no utilizan el santuario como una herramienta para identificar al Mesías. Tanto en el tiempo de Cristo, como siglos después, han intentado entender la obra del Mesías a través de su cultura, de su política, o cualquier otra cosa, en vez de a través del santuario. Pero el santuario es la vía para entender la obra de Cristo, y no hay otra.

Hoy también podríamos estar errando en utilizar nuestra cultura o ideas filosóficas para explicar la obra de Cristo y su función en la tierra o en el cielo, en vez del lente que Dios mismo dejo para que lo entendiéramos. Y Dios nos invita a estudiar el santuario para entender lo que Cristo hizo, está haciendo y hará para nuestra salvación.

Como vimos en podcast anteriores, Cristo no solo es representado por el cordero, sino también por el sumo sacerdote.

Hebreos 8:1-5 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

De acuerdo con Pablo, Cristo está cumpliendo su labor como sumo sacerdote, ahora mismo, y no en la tierra, sino en el Cielo. En otras palabras, no solo utilizamos el lente del santuario para entender la labor de Cristo en la tierra, sino que también hay que utilizarla para entender la labor de Jesús en el Cielo.

Y que está haciendo Jesús en el Cielo. ¿Te lo has preguntaste alguna vez? Aquí Pablo lo dice con claridad, porque Pablo miró el santuario, y supo que es lo que debería estar haciendo Jesús allá. Y dice que ahí es sumo sacerdote, ministrando por nuestros pecados en un santuario, que no es hecho de mano humana, o por Moisés, sino uno celestial, construido por Dios.

Cuando vamos a Daniel 8:14, un versículo que estudiamos dentro de los primeros episodios de Reflexiones de un Peregrino, y vemos que indica que en cierta época el santuario sería purificado, utilizando el lente de la doctrina del santuario, podemos ver por fe cómo Cristo pasa de ministrar en el lugar santo a ministrar al lugar santísimo del santuario.

Así que, si utilizamos los lentes del santuario podemos entender las funciones de Cristo, tanto en el Cielo como en la tierra. Dios quiso que nosotros supiéramos esto, por eso lo dejó claramente explicado en Su Palabra. Pero ¿cuáles son los peligros de estudiar la obra de Cristo, sin el marco de referencia del santuario? Los judíos hicieron eso y terminaron rechazando al Salvador. Nosotros podemos empezar a creerle a los predicadores, a los actuales doctores de la ley, o a la cultura popular, y podemos interpretar mal la obra de Dios. Deja que sea el Santuario el que te explique el plan de Dios para tu salvación.

La estructura del santuario implica movimiento, porque hay que moverse de habitación en habitación para tener acceso a cada mueble. Tenemos que desplazarnos a través del edificio, desde la entrada al patio, hasta la entrada al lugar santísimo. Recordemos, tal como vimos en el episodio anterior, que el santuario tiene un único acceso para todas las habitaciones, y vimos que Cristo es EL camino.

Pensemos en Adán y Eva. Ellos simbólicamente ya estaban en el lugar santísimo, porque podían relacionarse cara a cara con Dios. Podían estar en la presencia de Dios; y Dios quiere llevarnos de nuevo desde el mundo de pecado, es decir, lo que está afuera del atrio o patio, nos quiere llevar al interior del santuario para tener una relación con nosotros. Dios quiere traernos hacia adentro del santuario. Todo el santuario tiene por objetivo atraernos hacia Dios para restaurar nuestra relación con él. La salvación consiste en restaurar la imagen de Dios en nosotros. Traernos de vuelta a la perfección con que nuestros primeros padres fueron creados, ese es el propósito divino, el que seamos redimidos.

Y eso es lo que mucha gente en el mundo cristiano no entiende. La gente creo que todo el objetivo de Dios, al venir al mundo a morir, es acerca del perdón de nuestros pecados, pero no es así, es también la restauración. Es llevarnos de vuelta al Edén, no al lugar, sino a restaurar la imagen de Dios en nosotros, como la tenían Adán y Eva. Ese es el verdadero asunto del santuario, restaurarnos.

Recordemos que cuando Adán y Eva descubrieron que estaban desnudos, inmediatamente la respuesta humana fue (emoción) vergüenza, y su reacción fue el de cubrirse ellos mismos. Y esa es la repuesta humana al pecado. Intentar cubrirnos nosotros mismos, nuestra fealdad de carácter. Al menos que no sea visible para el resto de las personas, y muchos viven la ilusión de que no son tan malas personas, de acuerdo con lo que se han acostumbrado a mostrar públicamente, no realmente por lo que tienen en el corazón.

Lo que hizo Dios fue cubrir a Adán y Eva, inmediatamente. La Biblia dice que Dios cubrió su desnudez con ropa de piel. Esto claramente implica que animales tuvieron que morir para cubrir la desnudes de ellos.  Esta es la primera vez que un sacrificio ocurre en la Biblia, para cubrir la desnudez moral del hombre. Y aunque la Biblia no lo dice explícitamente yo creo que debió ser un cordero. Un cordero fue provisto para cubrir el pecado de Adán y Eva. Esa ropa es la justicia de Cristo que cubre de nuestro pecado. Este evento es simbolizado por el sacrificio del cordero a la entrada del santuario.

Génesis 3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Adán y Eva fueron dejados afuera del Edén. En el lado del Este (u Oriente). Nota que el lado del Este es exactamente donde está la entrada del santuario. Siempre el Santuario se instalaba con la puerta al Oriente o al Este.

Además, nota que este relato tiene dos elementos claves, el querubín y la espada encendida. Esto es lenguaje del santuario, porque los querubines estaban en la presencia de Dios, la shequina, en el lugar Santísimo. La espada de fuego nos hace recordar como el trono de Dios está en medio de piedras ardientes. Y este fue el lugar, a la entrada del Edén, donde Adán y Eva, y luego Caín y Abel venían a sacrificar y a adorar a Dios. Recordemos que el Edén estuvo aquí en la tierra hasta antes del diluvio.

Es muy importante destacar aquí que el servicio de sacrificio no comenzó con Moisés como algunos quieren creer, la Biblia dice que Caín y Abel traían sus ofrendas ante Dios. El servicio de sacrificio empezó a la puerta del santuario. A la entrada del Edén es donde Dios condescendió con el hombre para comunicarse con él. Adán y su familia venían a adorar a la puerta del Edén, y la historia de Caín y Abel nos muestra que la adoración ha sido un asunto controversial desde la misma época de Adán, y será un asunto controversial hasta que Cristo venga por segunda vez. Hoy en día es un asunto muy discutido en las iglesias cristianas. Abel trajo un cordero como debía hacerlo, pero Caín trajo parte de su cosecha. Esta adoración de Caín y Abel nos muestra que hay dos tipos de adoración, la verdadera y la falsa. Ambas adoraciones estaban teóricamente dirijas a Dios, pero una era falsa.

Sabemos que la historia continua con la Caín matando a Abel. Pero Dios desciende a conversar con Caín, y le dice

Génesis 4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

En el mundo teológico se ha aceptado la idea de que a palabra “pecado” en este versículo debe ser traducida como “ofrenda del pecado” (original hebreo). Y si leemos de nuevo el verso corrigiendo esa traducción el versículo cobra un nuevo significado.

En otras palabras, si no haces el bien hay un sacrificio que puedes ofrecer por el pecado a la puerta. ¿A la puerta de dónde? Del Edén. Pero recordemos también que el sacrificio se hacía a la entrada del santuario en el desierto. Así, cuando hijo de Dios cometía un pecado, tenía la opción de hacer un sacrificio a la entrada del santuario, en el patio. Así que aquí Dios está ofreciéndole redención a Abel. Dios nos da esa oportunidad también a nosotros, la posibilidad de ser redimidos, aceptando la muerte del Cordero de Dios, Jesús.

Isaías 61:10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.

Todos nosotros necesitamos ser cubiertos, porque estamos espiritualmente desnudos. Y necesitamos recubrirnos de la justicio de Jesús.

Cuando Adán y Eva se encontraron desnudos, se cubrieron ellos mismos, pero Dios dijo que eso no era suficiente, y el proveyó una verdadera cobertura. Sabemos que las hojas se habrían marchitado más temprano que tarde. Sin embargo, la piel es un material mucho más confiable para vestir. Y en el patio del santuario experimentamos la justificación, es decir ahí es donde se recibe la justicia de Cristo. Él es el único que nos puede ofrecer esa justicia, ya que en el patio del Santuario es donde Jesús simbólicamente muere, y así como a Adán y Eva, nos ofrece su vestidura, su justicia, para que nos cubramos.