En el episodio 9 de Reflexiones de un Peregrino, hablamos de como deben guardar el Sábado los niños adventistas, de acuerdo a el Espíritu de Profecía.
Transcripción
Tal como lo dice el nombre, los adventistas del séptimo día creemos que la Biblia enseña que el Sábado debe ser guardado por el pueblo de Dios. Creemos que su validez se sustenta desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y que no hay ni el más mínimo vestigio de su invalidación o cambio. Si no todo lo contrario, ya que incluso los apóstoles que escribieron después de la muerte de Cristo siguieron validándolo.
Sin embargo, uno de los asuntos que muchas veces produce discordia es el como deben guardar el sábado de los hijos pequeños del pueblo adventista. La verdad es que no es un asunto comúnmente discutido. Pero cuando ese tema se pone en la mesa, en muchas ocasiones puede provocar discusiones acaloradas.
La Conducción del Niño dice:
“He encontrado que durante el sábado muchos son indiferentes y no saben donde están sus niños o qué están haciendo.”
Así como en otros tantos temas, como la música o la ordenación de la mujer, la iglesia parece que tiende a dividirse en dos bandos. Un bando llama a otro conservador o legalista o fanático. Y el otro a su vez, llama al otro grupo: liberales. Esto sucede porque un grupo apoya ideas llamadas conservadoras, y otro grupo ideas llamadas liberales. Pero esto es un problema en sí mismo. La iglesia adventista nació como un pueblo que no se pone del lado de las ideas, ni tampoco del lado de las personas. Si no que cree que solamente la Escritura tiene la verdad absoluta y clara. Y aunque el grupo liberal probablemente desconoce en buena parte la verdad, y se deja influenciar por las tendencias socialmente aceptadas. El grupo conservador muchas veces siente o tiene la idea de que algo es correcto, pero no sabe realmente cual es el fundamente bíblico para eso. Los adventistas no debemos posicionarnos del lado liberal ni del conservador, debemos ponernos del lado la palabra inspirada. Y siempre que se argumente, utilizar un “escrito está”.
De acuerdo con esta idea, una parte mayoritaria de la iglesia cree que a los niños se les debe dejar libres durante el sábado, para que hagan lo que mejor les parezca, simplemente por que son niños. Otro grupo mucho menor tiene la idea de que los niños deben guardar el sábado tal como cualquier adulto. Los que dicen que deben hacer lo que quieran, argumentan que es porque son niños, o porque no entienden, o porque no se les puede pedir solemnidad. Como olvidando la historia del pequeño Samuel. Incluso justifican que el Sábado es un día para jugar lo que quieran, o salir a nadar, porque o si no “el Sábado va a ser una carga para ellos”, dicen. Incluso yendo un poco más lejos, algunos en todo de burla dicen “no vamos a sentarlos a leer a la hna. White durante todo el sábado”. Todos estos comentarios tienen algo en común. Están equivocados por una única razón, no hemos querido ver que es lo que dice la instrucción inspirada por el Espíritu Santo. Para empezar, la primera responsabilidad de los padres adventistas es haber leído el libro “La Conducción del Niño”, y lo que tiene que hacer un niño en sábado queda totalmente claro en dicho libro. No tenemos ninguna necesidad de dar nuestra opinión sobre algo que ya esta claro, solo tenemos que informarnos al respecto.
El capítulo 79 de la Conducción del Niño se llama “El sábado el día de delicia”, y la primera frase dice:
“Se me ha mostrado que muchísimos de los padres que profesan creer el solemne mensaje para este tiempo no han preparado a sus hijos para Dios.”
Un poco más abajo dice:
“Muchos de esos jóvenes han sido dejados en libertad de transgredir el cuarto mandamiento haciendo su voluntad en el santo día de Dios. No han sentido escrúpulos de conciencia en ir por las calles durante el sábado para divertirse. Muchos van donde les place y hacen lo que les place, y sus padres están tan temerosos de desagradarles que, imitando la conducta de Elí, no los reprimen.”
En ese párrafo EGW nos da una idea de cual es realmente el problema. Y ella profundiza acerca del problema de la siguiente forma:
La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 24).
Aquí hago una pausa. El Espíritu de Profecía dice algo muy directo. Durante la mayor parte del sábado, los niños deben pasarlo con sus padres. Continúo leyendo:
Los padres pueden y deben prestar atención a sus hijos, leyéndoles las porciones más atrayentes de la historia bíblica, educándolos para reverenciar el sábado, guardándolo conforme al mandamiento. Esto no puede hacerse, si los padres no sienten su responsabilidad para interesar a sus hijos. Pero pueden hacer del sábado una delicia, si toman la debida actitud. A los niños puede interesarse en la buena lectura o en la conversación en cuanto a la salvación de su alma. Pero habrán de ser educados y preparados. El corazón natural no está propenso a pensar en Dios, el cielo ni las cosas celestiales. Deberá contrarrestarse continuamente la corriente de mundanalidad e inclinación al mal y deberá fomentarse la luz celestial (Review and Herald, 14-4-1885).
El punto es clarísimo. Que las mentes de los niños divaguen en asuntos del mundo es algo inherente de nuestra naturaleza. Sin embargo, la instrucción divina es que los padres deben pasar la mayor parte del sábado con sus hijos, guiándoles y enseñándoles asuntos de importancia eterna, y no dejar que los niños busquen sus propias entretenciones durante ese día. Cuando los padres cumplan su responsabilidad en esa forma, ya no habrá más discusión sobre qué pueden hacer y qué no, porque el tiempo que pasen los niños en familia aprendiendo de Dios, a los pies de sus padres, no dará espacio para asuntos irrelevantes del mundo y distracciones vanas. Los padres podrán encontrar una variedad de actividades que hacer, en casa y al aire libre, con sus niños en sábado en el libro La Conducción del Niño.
Por ejemplo, ella dice:
“Habladles del camino de la salvación; de cómo “amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Si te fijas, cuando vamos a la palabra inspirada, ya no hay espacio para discusión. No hay espacio para los conservadores ni para los liberales. No es tu opinión, ni es la mía. El ES nos advierte que los niños no aprenden a vivir la religión por la clase de ES que es una hora en la mañana, de un solo día de la semana. Que el niño aprenda a observar el sábado depende grandemente del esfuerzo de los padres. Y nunca tengas miedo de ser demasiado cuidadoso con el sábado, 1JT p. 174 dice literalmente con respecto al sábado, “Dios es muy escrupuloso”. Eso significa que Dios no deja pasar por alto ni siquiera los pequeños concesiones que hacemos para transgredir su día. Por lo que enseñárselo a guardar correctamente a nuestros hijos es algo con un valor que solo podremos entender en la eternidad.