En el episodio #12 de “La Mesa del Remanente” revisamos cómo establecer conexiones saludables en nuestro cerebro y tomar buenas decisiones para la salud.
Transcripción
El Dr. Joel Fuhrman, médico y científico estadounidense, ha dedicado gran parte de su vida a la investigación en alimentación y salud. Es autor del libro Fast Food Genocide, donde describe el serio problema de la adicción a la comida rápida y procesada en Estados Unidos. El Dr. Fuhrman y otros científicos, basados en numerosas investigaciones, plantean que este tipo de comida, que ha sido asociada a las enfermedades cardiacas, la diabetes, etc. también está dañando el cerebro. La comida rápida y procesada caracterizada por ser alta en azucares refinados, en grasas saturadas y altísima en calorías esta dañando las delicadas estructuras cerebrales y su funcionamiento. Es un hecho científico que lo que comemos también llega al cerebro y le afecta, poniendo en peligro nuestra vida diaria.
Mediante el cerebro nos comunicamos con los demás y con Dios. Es la estructura más compleja y maravillosa que nos permite disfrutar de la familia, de los amigos, de lo que hacemos, etc. Con el percibimos nuestro entorno y recibimos numerosos estímulos que gatillan una serie de reacciones, movilizan diferentes hormonas que nos hacen experimentar diferentes sensaciones. Un hecho científico fundamental es que este órgano tiene la capacidad de regenerarse. Esta habilidad se conoce como neuroplasticidad. Permite al cerebro generar nuevas neuronas y a “reconectarse” entre ellas, dando lugar a nuevas conexiones sinápticas, claves para el desarrollo de cualquier aprendizaje. Este proceso nos acompaña a lo largo de la vida, permite adaptarnos y cambiar, o corregir, por ejemplo, malos hábitos.
Las conclusiones científicas más recientes han establecido que lamentablemente hoy el cerebro está bajo ataque. Estudios recientes señalan que el coeficiente intelectual está disminuyendo desde la década de los 70, (se ha visto esto en países desarrollados como Estados Unidos y en Europa). Hace ya unos años se ha evidenciado que el cerebro disminuye de tamaño por el exceso de grasa causado por la obesidad. El consumo de azúcar refinado cambia el humor, genera irritabilidad, etc. Sin duda, algo muy peligroso está pasando en nuestro cerebro y afectando nuestra felicidad. El Dr. Fuhrman explica 4 formas en las que estamos atacando al cerebro en la sociedad actual:
- Alteración de la estructura cerebral. El consumo de la dieta americana estandarizada (en donde el 63% de las calorías provienen de la comida procesada, el 25% de carnes y productos animales, y solo el 12% de alimentos vegetales) ha sido vinculada con inflamación cerebral, con disminución de la sensibilidad a la dopamina, y disminución de la neuroplasticidad. Esto lleva por ejemplo a comer impulsivamente, buscar gratificación instantánea en la comida, etc.
- Disminución de la inteligencia, de la capacidad de enfocarse y de la creatividad. La alta ingesta de azucares refinados genera alzas de glicemia que son dañinas para las neuronas y se ha asociado con encogimiento cerebral. Los estudios muestran asociación entre el consumo de comida rápida y un pobre desempeño, ha sido relacionada con el déficit atencional, con la desesperanza y la depresión. El 2011, la revista Public Health Nutrition, publico un artículo que explicaba que comer al menos 2 veces a la semana productos horneados industriales (pizza, cakes, donuts, etc.) aumenta el riesgo de desarrollar depresión en un 51% y este sigue aumentando mientas más veces a la semana se consuma estos productos.
- La comida rápida daña la inteligencia de los niños. Como padres modelamos los hábitos alimentarios de nuestros hijos. Darles comida rápida, procesada, rica en azucares y grasas daña su desarrollo, su ánimo, su inteligencia. Los estudios demuestran que niños alimentados con comida rápida y procesada, tienen bajo desempeño estudiantil, mientras que si son alimentados con comida nutritiva se fomenta su desarrollo integral e inteligencia.
- La comida procesada y su relación con las adicciones y conductas criminales. Es sabido que el azúcar genera mal humor y reacciones violentas. Estudios recientes demuestran que el consumo habitual de dulces y golosinas antes de los 10 años aumenta el riesgo de involucrarse en actos de violencia y en el abuso de drogas.
Lo que comemos sin duda está afectando nuestro cerebro y por ende nuestros pensamientos, actitudes, conductas diarias, y por supuesto nuestras decisiones. ¿Te has puesto a pensar por que tomamos malas decisiones, que dañan la salud? Hay mucha evidencia científica que respalda el conocimiento para tomar buenas decisiones relacionadas con nuestro bienestar, pero no las tomamos. Hoy, el problema no es la información, sino que algo está pasando en nuestro cerebro y está afectando nuestra capacidad para tomar buenas decisiones en pro de nuestra salud. Te has puesto a pensar, por ejemplo, ¿por que no puedo dejar la comida chatarra? ¿por que no puedo dejar el azúcar? ¿por que no puedo empezar a hacer ejercicio? La respuesta es porque nuestro cerebro ha sido influenciado negativamente por malas decisiones que alguna vez tomamos, las seguimos repitiendo y han establecido conexiones neuronales negativas que conducen a repetir esas y peores decisiones. Amigos, la ciencia ha evidenciado que el cerebro establece millones de conexiones neuronales de acuerdo al contexto o entorno que tenemos. Los modelos sociales a los que nos exponemos en nuestro diario vivir tienen una gran influencia en nuestro cerebro. El problema es que esos modelos actuales están transmitiendo un estilo de vida negativo que está generando conexiones neuronales dañinas para la toma de decisiones y la salud ¿Es posible corregir este daño en nuestro cerebro? Gracias a Dios si es posible, recuerda la neuroplasticidad. De esto hablaremos ahora.
Lo primero que debemos entender, es que nuestras decisiones determinan nuestra salud. Y las decisiones las tomamos en el cerebro donde radica la voluntad. Al respecto, debes recordar estas 3 ideas: 1. Para tomar buenas decisiones necesitamos tener un cerebro sano, un cerebro con conexiones saludables. 2. También debemos entender cómo funciona este maravilloso órgano y 3. Debemos estar seguros que si podemos cambiar nuestros hábitos gracias a su neuroplasticidad, que en simples palabras significa que lo que hacemos cambiara nuestro cerebro porque se establecen nuevas conexiones.
El Dr. Austin Perlmutter, médico internista estadounidense escribió el Libro Brain Wash, (Limpia tu cerebro) en donde explica los procesos que vive nuestro cerebro en el contexto actual y cómo podemos ayudarlo para tomar decisiones correctas en salud y mejorar nuestra vida. De acuerdo a las investigaciones científicas, el plantea que hoy el cerebro tiene un síndrome de desconexión entre dos áreas claves de nuestro cerebro y esenciales para nuestra forma de actuar, o nuestro carácter. Una de ellas es la corteza prefrontal, que está justo bajo tu frente. Esta área es fundamental en la vida, pues es responsable de la voluntad, de la planificación de las conductas, permite suprimir los impulsos socialmente inaceptables, entender lo bueno y lo malo, con ella planificamos el futuro, podemos sentir empatía cognitiva (es decir comprendemos su problema, pero no sentimos su problema que sería la empatía afectiva) y compasión por los demás. Como ves son funciones claves para tener un carácter saludable y vivir en armonía con los demás; es nuestra parte reflexiva, que nos tranquiliza frente a amenazas. En su contraparte, tenemos la amígdala, que es una pequeña estructura que se ubica a ambos lados del cerebro y que se le reconoce por ser el principal centro de control de las emociones. Es la que nos permite generar respuestas de pelear o de huir, de agresión e impulsividad. Es como el niño que llevamos dentro, y que grita frente a miedos y preocupaciones, pues la amígdala envía alarmas al cerebro cada vez que detecta alguna amenaza.
Para tomar decisiones correctas y disfrutar así de una vida feliz, estas dos áreas deben estar en equilibrio, pero de acuerdo al Dr. Perlmutter, los modelos sociales actuales han generado un desequilibrio entre ambas que ha llevado a este síndrome de desconexión, caracterizado por perdida del pensamiento reflexivo, perdida de la capacidad de planificación a largo plazo, perdida de compasión, etc. que han resultado de la inhibición de la corteza prefrontal. En tanto, y como resultado de la sobre activación de la amígdala, prevalece la impulsividad, la reactividad social. En su conjunto este síndrome conduce a la toma de malas decisiones, pobres relaciones sociales y finalmente a perder el control sobre la salud. Pero ¿que condujo a este síndrome de desconexión? La causa son los hábitos de la vida moderna. De acuerdo a las investigaciones, son 3 los factores que producen este desequilibrio en nuestro cerebro, con el cual se sobre activa a la amígdala y se inhibe a la corteza prefrontal:
- La falta de sueño reparador: esto desactiva la corteza prefrontal, mientras activa la amígdala.
- El estrés crónico: fortalece las neuronas de la amígdala, mientras que las de la corteza cerebral, mueren.
- La inflamación crónica: la misma inflamación asociada a las enfermedades cardiaca, cáncer, DM, etc. ha sido asociada con las demencias y la depresión. Estudios del año 2019 señalan que este tipo de inflamación en el cerebro, conduce a tomar malas decisiones.
Amigos, tanto la falta de sueño como el estrés crónico se asocian al uso de pantallas, exposición constante a redes sociales y así a malas noticias que circulan constantemente, y de excesos de información, lo que se conoce hoy como infoxicación. Por su parte la inflamación crónica es consecuencia de la alimentación rica en azucares y cereales refinados, en grasas saturadas, en exceso de calorías, y muy pobre en nutrientes debilitando la microbiota intestinal y alterando nuestras reacciones inmunitarias.
La pregunta clave es ¿podemos revertir este síndrome de desconexión? Una vez más podemos decir sí. Dios ha dejado mecanismos reparadores en nuestro cuerpo, que pueden funcionar en forma eficaz si actuamos a tiempo. La meta es recuperar el equilibrio activando la corteza prefrontal y dominando la amígdala. Seguro te preguntas, ¿Cómo hacemos eso? Ejerciendo la voluntad, paso a paso, en un proceso consiente de que quieres recuperar el control de tu salud. Ya no quieres ser controlado por una adicción a la comida o por lo que otros o la internet dicen. Para dar los primeros pasos hacia un recableado de tu cerebro o establecer nuevas conexiones neuronales, los estudios confirman la importancia de 5 hábitos saludables:
- Consumir una alimentación basada en plantas que evita y disminuye la inflamación crónica. Esta alimentación calmará nuestro cerebro y lo hará más reflexivo para tomar mejores decisiones.
- Exposición a la naturaleza: estudios demuestran que mirar imágenes de naturaleza, contribuye a disminuir la impulsividad y a no esperar recompensas, lo que es muy bueno para tomar decisiones certeras. ¡Imagina lo que hace en tu cerebro vivir en ambientes naturales! Ese fue el plan de Dios al inicio, el no creo una mega ciudad, creo un hermoso jardín.
- Tener una vida activa: hacer ejercicio, de preferencia diario, activa la corteza cerebral conduciendo a mejores procesos de decisiones.
- Meditar: se trata de enfocar tus pensamientos y estar consiente. Lo que yo recomiendo es dedicar un tiempo a solas con Dios. Que más hermoso que meditar en Jesús, Dios hecho hombre por amor a ti. Medita en sus promesas. Puedes escoger una diaria y reflexionar en ella durante el día, traerá paz y activará tu corteza prefrontal ayudando en tu autorregulación, funciones ejecutivas y capacidad de atención, contribuyendo a la toma de mejores decisiones en tu diario vivir.
- Relaciones sociales: tener una vida familiar armónica, disfrutar con amigos, servir a la comunidad. Pasar tiempo con otros activa la producción de oxitocina, la que mejora la conexión entre la corteza prefrontal y la amígdala.
Apreciados amigos, hace bien detenerse, mirarse y tomar conciencia de lo que estoy haciendo con mi vida. Luego hay que ejercer la voluntad, con la dirección de Dios, y dar pasos progresivos hacia dejar malos hábitos y adoptar buenos hábitos. Mientras más los repitamos, se establecerán nuevas y firmes conexiones neuronales que reconectarán nuestro cerebro, activaran la corteza prefrontal, nuestra parte reflexiva que nos tranquiliza y mantiene bajo control a la amígdala. Este nuevo recableado cerebral será la base para tomar nuevas y mejores decisiones sin importar las influencias externas o la moda vigente, porque habrás recuperado el control de tu cerebro. Con un cerebro limpio podrás incorporar cada día nuevos hábitos saludables, cada vez será más fácil hacerlo y lo disfrutaras, ¡te lo aseguro!, logrando mejores decisiones, buenas relaciones sociales y salud total.