En el episodio #6 de «La Mesa del Remanente» estudiamos el vínculo entre la alimentación y la victoria sobre el pecado. Es la continuación del podcast de la semana pasada.
Transcripción
Problemas de concentración, de memoria, fatiga, altibajos anímicos, son algunos de los síntomas de lo que se conoce como “Niebla del Cerebro”. La persona se siente desmotivada, confusa, no logra enfocar sus ideas, la habilidad para pensar y tomar decisiones está afectada. Los estudios muestran que puede asociarse a la inflamación crónica, que genera sustancias toxicas para el cerebro, el cual no puede responder adecuadamente a las señales que recibe. Uno de los factores que más influye es la alimentación rica en azucares refinados, en grasas hidrogenadas y pobre en nutrientes. Para evitar la Niebla del Cerebro y tener un mejor desempeño de las facultades superiores de este órgano, necesitamos comer alimentos sanos que dan un entorno saludable a las células nerviosas, aportando micronutrientes como magnesio, selenio, zinc, melatonina, litio, todas las vitaminas del grupo B, la vitamina D, el yodo, algunos aminoácidos, antioxidantes y los ácidos grasos omega 3.
Episodio de hoy: Alimentación y espiritualidad (Segunda Parte)
El cerebro pesa en promedio 1.400 grs., es decir solo un 2% del peso corporal promedio, pero ocupa el 20% de la energía del cuerpo, siendo el órgano más gastador que tenemos. El combustible que le da la energía es la glucosa, que debe obtenerse desde los carbohidratos complejos que tienen los cereales, las las frutas y las legumbres. También debes saber que el 60% del cerebro es grasa, pero buena grasa y que es fundamental, pues actúa como aislante para favorecer la transmisión del impulso nervioso dado por señales electroquímicas. El 30% de las grasas del cerebro son omega 3, un ácido graso esencial poliinsaturado que favorece su óptimo funcionamiento. Las grasas saludables para el cerebro están en los alimentos que debes comer cada día, en su justa medida: paltas o aguacates, aceite de oliva y de coco prensados en frío, nueces y semillas como la chía y la linaza. Recuerda que el cerebro tiene dos grandes enemigos: el azúcar refinada y la grasa trans. Los estudios muestran que el exceso de azúcar refinada es tremendamente dañino para el funcionamiento cerebral y debe ser reducida al máximo, lo mismo que las grasas trans o hidrogenadas, que están en los productos de pastelería industrial, comida rápida, productos procesados, pues favorecen la inflamación que genera sustancias toxicas que actúan como oxidantes, dañando las células, los vasos sanguíneos y el tejido cerebral, afectando progresivamente su funcionamiento y preparando el camino para las demencias.
Anímate a tomar decisiones para cuidar tu cerebro y tener una mejor salud mental, emocional, social y espiritual. Abstenerse de todo en esta lucha vale la pena, pues al final recibiremos la corona incorruptible. Hoy seguiremos viendo como la salud de este órgano afecta nuestra espiritualidad, nuestra relación con Dios y con los demás.
Para lograr el mejor desempeño los deportistas están bajo una estricta disciplina, que incluye una alimentación rigurosa y equilibrada. En los últimos años muchos de ellos han adoptado el veganismo o una dieta basada en plantas, experimentado los beneficios evidenciados por la ciencia. Muchos intelectuales y científicos han tomado la misma decisión. Puedes ver múltiples testimonios en la internet. Y cada año muchas personas, especialmente jóvenes adoptan este estilo de vida saludable, tomando conciencia de cuidar el cuerpo y la mente. En este contexto, me pregunto, como pueblo adventista como hemos podido pensar que nuestra preparación al cielo no incluía una rigurosa y saludable alimentación, junto a un estilo de vida de acuerdo al plan de Dios, o que solo debíamos seguir las indicaciones de Levíticos 11. Tristemente nos quedamos dormidos en este asunto y repetimos la historia de Israel en el desierto. Al respecto de esta situación Ellen White dijo:
“Algunos han expresado desprecio por esta obra de reforma, y han dicho que era del todo innecesaria; … Los tales no saben de qué hablan.”
Lo bueno es que aún hay tiempo para enmendar nuestra falta, pedir perdón y obedecer para que Dios pueda dar su bendición y el Espíritu Santo pueda hacer su obra en nosotros.
Para una saludable espiritualidad necesitamos un cerebro en las mejores condiciones. Crecer en santidad implica una vida de victorias sobre la tentación y el pecado. Vivimos en un mundo confuso, lleno de engaños. Necesitamos un claro discernimiento para diferenciar lo bueno y lo malo, y tomar la decisión de rehuir el mal. Un claro entendimiento del evangelio ungido con el colirio del Espíritu Santo más el escudo de la fe son nuestra única seguridad. Pero una mente débil a causa de nuestra intemperancia implica una Niebla espiritual del Cerebro, que entorpece la capacidad de discernir y nos conduce a malas decisiones en nuestra vida cristiana, poniendo en gran peligro nuestra relación con Dios. Ellen White lo explica así
“El pecado de comer con intemperancia, de comer muy frecuentemente, en demasiada cantidad, y alimentos ricos y malsanos, destruye la acción saludable de los órganos digestivos, afecta el cerebro y pervierte el juicio, impidiendo el funcionamiento racional, sereno y saludable del pensamiento y la acción.”
Ella explica que gratificar el apetito pervertido debilita el discernimiento y la toma de decisiones, que son claves en el proceso de santificación. Veamos 4 grandes síntomas de este problema:
- Disminución de la capacidad de escoger lo bueno y menos fuerza de voluntad para hacer lo que es correcto.
- Débil sentido del deber y de obediencia. Esto implica incapacidad para cumplir la misión, la persona rehúye otros deberes espirituales y su fiel obediencia a los 10 Mandamientos es imposible.
- Débiles y entorpecidas facultades morales, intelectuales y de percepción. Esto hace que el creyente no pueda pesar las evidencias de la verdad y comprender los requerimientos de Dios, de manera que no pueden apreciar el carácter exaltado de Dios ni el plan de salvación o deleitarse en el estudio de su Palabra.
- Impaciencia, reflejada en lenguaje y acciones irracionales.
Apreciados amigos, este asunto es muy serio pues afecta nuestro crecimiento como hijos de Dios. ¿Cuántas veces hemos fracasado en la lucha contra el mal? y nos preguntamos ¿por qué no logramos vencer? ¿Habías pensado que esto podría estar relacionado con los malos alimentos que consumimos y que ya vimos dañan nuestras facultades cerebrales? Parece increíble, pero así es. Ellen White es muy explícita en este punto, ella dice
“El régimen alimenticio tiene mucho que ver con la disposición a entrar en la tentación y cometer pecado.”
Amigos, existe una clara relación entre lo que comemos y nuestros pensamientos, actitudes y conductas. Para comprenderlo, comentemos un solo ejemplo: el impacto, que la ciencia ha confirmado, del azúcar en el cerebro. Este dulce veneno genera irritabilidad, falta de control y varias otras cosas negativas. Luego la persona siente mal humor, se enoja con facilidad, dice palabras irritables, etc. y tristemente el ángel habrá registrado más de un pecado como consecuencia de esta situación. No digo que la comida explica todo el proceso de caer en la tentación, pero como dice Ellen White, la comida tiene mucho que ver, pues afecta nuestras facultades cerebrales, que son claves en la lucha contra las tendencias pecaminosas. Recuerda que todo lo que comemos llega al cerebro y afecta tu pensamiento y acciones. Piensa en esto durante esta semana y toma conciencia de cómo te sientes de acuerdo a lo que hayas comido, y comprenderás mejor aun lo que estoy diciendo.
El Señor espera que su pueblo este verdaderamente preparado para que Él pueda completar la obra en nosotros y sellarnos para salvación. El vuelve muy pronto a buscar a un pueblo que este reflejando su carácter. Estoy segura que tú y yo queremos ser parte de ese grupo fiel, que se ha apartado de toda especie de mal.
Amigos, no hay duda que es urgente tomar decisiones y andar en nueva vida, que incluye nuevos hábitos alimentarios. Notaras la diferencia en solo 10 días de haber iniciado el cambio. Intenta y decide por un régimen alimentario sencillo basado en cereales, legumbres, frutas, verduras y semillas. Veras los efectos en tu cuerpo y en tus facultades cerebrales superiores. Seamos lo que Dios espera: fieles reformadores para ser semejantes a Cristo y ser hallados sin tacha para estar delante del trono de nuestro Dios.