En el episodio #24 de «La Mesa del Remanente» conversamos sobre cómo mejorar el ejercicio de la voluntad, para tomar decisiones en salud.
Transcripción
Anny había estado teniendo serias dificultades en su vida. Su ánimo se había deteriorado. Regularmente estaba cansada y le dolía el cuerpo. Los dolores de cabeza la acompañaban con frecuencia, alterando su calidad de vida. Trataba de animarse y cumplir con sus responsabilidades familiares, laborales y otras. Pero había días en que no lo lograba. Los malestares que sentía la superaban. Un conjunto de síntomas físicos, sensaciones mentales y sociales le estaban quitando la alegría de vivir. Un buen día decidió que descubriría lo que le estaba pasando. Ese paso la condujo progresivamente por un nuevo camino. Buscó información, leyó y analizó lo que ella sentía. Buscó respuestas en lo que estudiaba, hasta darse cuenta que lo que comía estaba alterando su vida, lo que comía le estaba quitando la energía y la felicidad. Nunca había pensado que los alimentos podían tener una influencia tan grande en el bienestar. Ella pensaba que comía saludable. Su alimentación era vegetariana, pero llevaba años con cierta adicción a los ultra procesados. Nunca había pensado que “esos gustos que se daba” fueran los responsables de sus malestares. Comprendió que el azúcar refinado y las grasas que tenían esos productos eran la causa de sus problemas y estaba motivada a abandonarlos por completo. Ahora se dio cuenta del gran error que había cometido. Decidida a cambiar, tomo firmes decisiones. Al mes de haber iniciado su cambio, se dio cuenta que sus malestares estaban desapareciendo, sentía energía y la felicidad y estabilidad de ánimo habían vuelto. Su nivel de motivación acompañado a una firme voluntad la condujeron por el camino de la salud total.
Muchos están escribiendo su propias y maravillosas historias sobre cambios en su estilo de vida. En realidad, son mucho más que maravillosas, son historias de esfuerzo, de valentía, de dominio propio, de perseverancia, de alegría. Son historias sobre el ejercicio de la voluntad.
Seguir una alimentación basada en plantas es simple, sin embargo, requiere de un firme propósito para actuar. Demanda ejercitar la voluntad. Implica, entre muchas otras cosas, reaprender lo que nos habían enseñado a comer, dejar alimentos que comimos desde la infancia, aprender a comer otros que ni nos imaginábamos que se podían comer, y que saben deliciosos. Las experiencias que se viven al respecto son variadas, pero todas tienen dos elementos comunes: la motivación y el ejercicio de la voluntad.
Hablemos primero brevemente de la motivación. Corresponde a ese impulso que nos hace actuar y seguir un plan u objetivo que nos hemos propuesto. Es interesante considerar que cuando quieres lograr algo puedes estar impulsado, simplemente, por querer lograr la meta, por tus necesidades, por sentirte bien, etc. Así como Anny, su motivación fue salir de los malestares y recuperar la salud. En otros casos, la motivación para el cambio está influenciada por factores externos como la moda, la influencia social, etc. En este caso, un ejemplo podría ser querer bajar de peso porque todas tus amigas te lo han comentado. Para lograr cambios duraderos y que sean parte de ti, la motivación intrínseca o automotivación es clave, que tu cambio no dependa de factores externos. Sin embargo, para algunas personas es muy importante también sumar factores externos positivos, como el apoyo de la familia. Las personas que tienen un alto nivel de automotivación parecen lograr cambios duraderos e incorporar nuevos hábitos sin mayores dificultades, superando las barreras que pueden encontrar en la experiencia de cambio. Revisemos ahora algunas ideas sobre la voluntad. Iniciemos diciendo que la voluntad es la capacidad que tenemos para tomar decisiones libremente. Es una capacidad maravillosa. Dios nos hizo libres y con capacidad para decidir.
Pasamos la vida tomando decisiones. Desde simples a grandes decisiones. Decidimos a qué hora levantarnos, qué ropa usar ese día, etc. Elegimos qué estudiar, con quién formar una familia, dónde trabajar, etc. También decidimos nuestros hábitos. Hacer o no ejercicio, dormir suficiente, tomar agua, dejar los ultra procesados, etc. como lo hizo Anny. Por supuesto, decidimos que comer. Parece simple decirlo, pero no siempre es fácil tomar la mejor decisión a la hora de comer. Me atrevo a decir, dado los problemas de salud más comunes hoy, que tristemente muchísimos están tomando malas decisiones a la hora de comprar sus alimentos, de prepararlo y de comerlos.
Respecto a los hábitos, la pregunta siempre es ¿Por qué las personas aun sabiendo lo que debemos comer seguimos comiendo lo que daña? Está claro que la información, para muchos, tal vez la mayoría, no es suficiente para motivarse y tener la voluntad de decidir y perseverar en el cambio. Todos sabemos que es malo fumar, sin embargo, hay 1300 millones de fumadores en el mundo. De la misma manera, todos estamos informados sobre los beneficios de la vida activa, aun así, casi un tercio de la población mundial es sedentaria. Y así seguirían los ejemplos, no solo en relación a los hábitos, sino en diversos aspectos de la vida. Sencillamente la información parece no ser suficiente para el cambio. Por esto, los expertos comentan la relevancia de la automotivación y por su puesto de la voluntad, que parece que la hemos direccionado erradamente y hemos perdido el control sobre ella.
Ahora, veamos “dónde” esta nuestra voluntad. Seguro, ya sabes que está en nuestro cerebro. Justo detrás de nuestra frente y ojos, está la corteza prefrontal, que comprende lo que conocemos como lóbulo prefrontal, responsable del pensamiento abstracto, del análisis y de la regulación del pensamiento, abarcando los diversos elementos de la voluntad. Esta área nos permite reflexionar, sacar conclusiones, y tomar decisiones. De esta forma, regula nuestra conducta y nos da identidad como seres sociales por excelencia. La ciencia señala que esta área del cerebro es la última en madurar, llegando a su madurez a los 25 anios de edad. Esto podría explicar, por ejemplo, las conductas riesgosas de los adolescentes. Algunos autores señalan, que el lóbulo prefrontal seria el que nos anima a hacer lo correcto o lo que es más difícil. En el caso de la comida, seria elegir comer vegetales frente a un bistec, o comer frutas frente a unas donuts.
Es interesante que la voluntad tiene 3 elementos: “Lo haré”, “No lo haré” y “Quiero poder hacerlo”. El lado izquierdo del lóbulo frontal se encarga del “Lo haré”, conduciéndonos a hacer lo que nos parece no tan divertido o un poco estresante. Corresponde a esos deberes de la vida que no podemos eludir. Por su parte, la sección de derecha de este lóbulo, es responsable de “No lo haré”, evitando que actúes según tus antojos o impulsos, como ves esta parte evita serios problemas, incluido lo que ha comida se refiere. Y la parte de más en medio e inferior de la corteza prefrontal, se encarga del “Quiero poder hacerlo”. Esta monitorea nuestros deseos y metas diciéndonos lo que nos conviene o no. Esta parte es la que te dice “no debes comer esas donuts llenos de azúcar”, aunque el resto de tu cuerpo las desea.
Debemos entender que todos tenemos la voluntad como habilidad. El problema es que hemos tomado erradas decisiones que han debilitado nuestra fuerza de voluntad, y nos hemos acostumbrado tanto que nos es normal ver que todos toman gaseosas, comen productos altamente azucarados y grasosos, comen productos animales, etc. La voluntad también se ve influenciada por factores como la motivación, la autoestima, la capacidad para manejar la frustración y nuestras creencias y valores. Por eso, es importante un autoanálisis, respecto a ti mismo y verte con total honestidad.
Otro aspecto a entender, es que en la medida que establecemos hábitos, nuestro cerebro comienza a establecer redes neuronales, que son más fuertes en la medida que más lo repetimos. Por eso, de pronto repites una conducta, sin tener mayor conciencia de ella. Por ejemplo, sales de tu trabajo y de pronto estas frente a la heladería de la esquina comprando un helado. Has repetido por años esa conducta que tu cerebro no requiere una decisión consciente de tu parte. Así de increíble funciona.
Pero no te desanimes. Lo bueno, es que Dios hizo que nuestro cerebro sea plástico, es decir podemos darle forma mediante las conexiones neuronales. Eso significa, que podemos cambiar esas redes neuronales que hemos establecido por años con nuestros malos hábitos. Esto es fantástico. Aquí entra en juego tu voluntad. Tal vez la has estado ejercitando para tomar decisiones erradas en lo que alimentación se refiere, sin embargo, ahora puedes ejercitarla hacia la otra dirección. Es decir, tomar decisiones de dejar malos alimentos y productos y comenzar a consumir alimentos y comida de verdad. Al principio puede ser un poco difícil. Las experiencias son diversas en este sentido y pasan por la individualidad de cada persona. Pero lo importante a recordar es que es posible. En la medida que más repitas la nueva conducta, por ejemplo, al decidir comer vegetales, tu cerebro irá fortaleciendo esas redes y comenzarán a debilitarse hasta desaparecer las redes que habías establecido comiendo alimentos no saludables. Es sencillamente maravilloso. La plasticidad del cerebro es clave para el aprendizaje y nuestros hábitos son parte de ese aprendizaje.
La idea es educar y ejercitar la voluntad para superar los obstáculos durante toda experiencia de cambio. Hoy estamos hablando del cambio de hábitos alimentarios. Así como lo hizo María y muchos más en el mundo estero, que están tomando conciencia de la relevancia de la alimentación y otros de estilos de vida para la salud total. Veamos cómo podemos mejorar el ejercicio de la voluntad para un mejor éxito en esta experiencia:
1.- Mejora tu autoconciencia. La idea es que puedas darte cuenta de tus hábitos, gustos y deseos alimentarios. ¿Sabías que durante un solo día podemos estar frente a 227 decisiones alimentarias, y las personas creen que pueden enfrentar solo unas 14? Es decir, estamos tomando decisiones sin conciencia de lo que estamos comiendo, como si estuviéramos en modo “piloto automático”. Increíble, pero así es. Anny estaba así, no se había dado cuenta como llego a comer tanta azúcar por las galletitas, chocolates, helados, etc. En este caso, la autoconciencia nos permite darnos cuenta de nuestros deseos, pensamientos y decisiones alimentarias, para tomar las mejores decisiones a la hora de comer.
2.- Practica la meditación. Con esta práctica, solo me refiero a tener momentos de conexión entre tú y Dios. A momentos para pensar en tus creencias, en las promesas de Dios para ti, en el hermoso plan que Él tiene para ti y en lo que tú puedes hacer por otros. La ciencia ha evidenciado que esta sencilla práctica diaria, mejora tu capacidad de atención y de enfocarte, permite un mejor manejo del estrés y control de impulsos y contribuye obviamente a una mejor autoconciencia. Te animo a practicarlo diariamente, tu cerebro y tu voluntad se verán grandemente beneficiadas y veras como tus decisiones comienzan a tener más sentido para tu bienestar.
3.- Practica ejercicio físico. La ciencia ha demostrado los grandes beneficios que una vida activa puede tener para la persona. No solo en la prevención de enfermedades, sino en la promoción de una mejor salud mental y social. El cerebro y la voluntad reaccionan favorablemente a este estilo de vida. No necesitan de gimnasios caros, solo decide moverte cada día, camina, corre, juega al aire libre. Pero debe ser un hábito diario. No subestimes esta sencilla práctica, es de un valor inmensurable para la salud.
4.- Come bien. Es sabido que los alimentos influyen químicamente nuestro cerebro. A la hora de comprar, preparar y comer debemos recordar siempre esta idea. Evitaríamos consumir esos productos que nos venden y nunca se los daríamos a nuestros hijos. Comer frutas, semillas, legumbres, cereales integrales y verduras estamos dando lo que nuestras células necesitan, incluidas nuestras maravillosas neuronas. Hay estudios que demuestran que las personas que comen de esta forma tomar mejores decisiones y ejercen mejor la voluntad. No así los que comen dietas ricas en grasas, azucares y jarabes de alta fructosa. Estos productos no son alimentos, y alteran las hormonas y el buen funcionamiento celular asociado a un exceso de químicos y falta de nutrientes y fitonutrientes.
5.- Relajarse. Buen descanso, un sueño reparador y lograr manejar el estrés contribuyen a un equilibrio hormonal que es positivo para el cerebro y la voluntad, produciéndose mejores respuestas de los neurotrasmisores lo que se verá reflejado en una mejor salud total. La pregunta siempre es ¿Cómo me relajo? Hay diferentes caminos: oir música clásica y sacra, lectura de un buen libro, caminata suave al aire libre, recibir un buen masaje, servir a otros por amor, asistir a un servicio religioso, la oración, etc. Para mí la mejor forma de relajarse es recordar que en Dios podemos reposar y encontrar alivio para nuestros problemas, es decir una vida de fe alivia y relaja, confiando que Dios suplirá todo lo que nos falte. ¡Que maravillosa promesa! Y es 100% real. Te invito a experimentarla.
Volvamos a Anny. Lleva anios lejos de los ultraprocesados y disfruta de la vida como nunca antes. Gracias a Dios, ella ejercito la voluntad y pudo establecer nuevas redes neuronales. Una decisión correcta conduce a nuevas conductas saludables. Ella practica ejercicio, bebe agua, duerme bien, etc. Ella se siente genial. Tú también puedes ser parte de ese grupo si comienzas a ejercitar la fuerza de voluntad.
Estimados amigos, la experiencia de ejercitar la voluntad en el cambio de alimentación puede parecer difícil, pero es posible, muchos ya lo han vivido y ahora disfrutan de salud total. Tal vez hayas luchado por anios con hábitos no saludables, tristemente estabas luchando solo, deja que Dios luche esta batalla por ti. Claro requiere de tu esfuerzo, pero es El quien suplirá tus faltas. Tal vez estés agotado, recuerda lo que dijo el mismo Señor Jesús en el libro de Mateo: ‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Amigos, este proceso de cambio implica incorporar alimentos de verdad y demanda dejar productos que no son alimentos, que nos están quitando el bienestar integral, e incluso la alegría de vivir, como lo hicieron con Anny. No te desanimes. Tal vez al principio puede ser un poco difícil, pero recuerda lo que dijo el apóstol Pablo “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. En mi experiencia de cambio, Dios ha sido fundamental. Te invito y animo a dar pasos de fe hacia la salud, Dios estará a tu lado.