En el episodio #13 de «Reflexiones de un peregrino» discutimos acerca del origen del pecado y el plan de Dios para librarnos del plan de Satanás. En resumen, el misterio de la iniquidad y el misterio de la piedad.
Transcripción
Entender el origen del pecado puede ayudarnos a comprender con mayor claridad cómo es que llegamos hasta acá, y cómo los pensamientos que se desarrollaron y fructificaron en Satanás y los demonios son prácticamente los mismos que tienen los humanos hoy en día.
Entender el alto precio por nuestra salvación y la bondad de Dios para no dejarnos morir y sufrir las consecuencias de nuestras propias decisiones, puede darnos fortaleza, paciencia y esperanza para no desanimarnos. Porque, ¿Tan importante somos para la Divinidad?
Hablemos de una cara de la moneda.
Aunque los tres miembros de la divinidad son eternos y omnisapientes, el que ejerce la omnipresencia en la tierra es invisible, me refiero al Espíritu Santo.
Juan 14:17 … el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.
¿Creemos que el ES está en nuestras iglesias y en nuestros hogares? ¿Por qué es importante que no le veamos? Porque el Espíritu Santo nos habla para alejarnos del pecado, como lo expresa el profeta Isaías:
Isaías 30:21 Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda.
Si pudiéramos ver al ES, no podríamos pecar. No podríamos practicar el pecado viendo al ES en frente de nosotros, y entonces no habría libre albedrío.
Pero, como no lo vemos, muchos llegan a creer que el ES no existe, y otros muchos sacan nuevas teorías acerca de él.
El otro Ser de la divinidad es el que se relaciona con la humanidad de otra forma. Se llama Jesús.
Y también existen muchas variaciones o teorías acerca de lo que se cree de quién fue Jesús. Por ejemplo, algunos creen que fue creado, o engendrado.
Pero todas estas ideas extrañas se destruyen cuando estudiamos Juan 1. Fíjate que en Isaías demuestra que no es tan simple el entender cómo funciona la divinidad.
Isaías 9:6 Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, [está hablando de Jesús, ¿cierto?] y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Jesús es Dios, y se le llama “Padre Eterno”. Entonces ¿quién es el padre? ¿Jesús no era el Hijo?
El tema de la encarnación de Jesús también es un verdadero misterio.
Esta es una cara de la moneda. La otra cara, es el mal.
Origen del Mal
Hablando de Lucifer, Ezequiel, dice:
Ezequiel 28:13-18 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
¿Qué adoración ambicionaba Lucifer? La que Jesús debía recibir.
Juan 17:5 Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera.
Jesús es Dios y creador, no un igual los otros ángeles. Formaba parte de la divinidad.
Juan 1:1-4 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Pero Lucifer quería ser como Dios. Isaías dice que Satanás quería levantar su trono, donde Dios tiene su trono.
Isaías 14:12-15 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo del Alba! Cortado fuiste por tierra, tú que abatías a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; por encima de las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte de la Reunión me sentaré, en el extremo norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú has sido derribado hasta el Seol, a lo profundo del abismo.
Entonces, Lucifer, ahora Satanás, es expulsado del Cielo.
Apocalipsis 12:7-9 Entonces hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles lucharon, pero no pudieron vencer, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
El Misterio de la Iniquidad
Después de engañar a Adán y Eva satanás queda como representante, dueño y señor de la tierra, tal como lo presenta el relato de Job.
Ahora, en la tierra, hay gente que directamente tiene relación con los demonios.
Hay que recordar que Satanás no es un predicador del mal, sino que predica tanto el bien y el mal. El árbol del huerto se llamaba el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Y es exactamente el tipo de conocimiento que le ofreció Satanás a Eva.
Pablo, en su segunda carta a los tesalonicenses (2:7) dice que ahora misto, está en acción, el “misterio de la iniquidad”.
El misterio de iniquidad trata de cómo el ángel, perfecto, creado superior al resto de los ángeles y con los mayores privilegios del Cielo planeó intentar obtener la misma adoración que Dios. Su envidia hacia Jesús lo llevó a destruirse a sí mismo, a miles de ángeles y finalmente a una buena parte de la raza humana a través de miles de años.
Una característica relevante de la última raza creada por Dios en la tierra es que tenemos la posibilidad reproducirnos. De hecho, todo ser vivo que está en la tierra puede reproducirse.
Imagina lo que las inteligencias superiores, no solo Dios, sino también los ángeles, estimaron que sucedería después de la caída del hombre. El hombre ahora pecador, que además tenía la facultad de reproducirse y llenar la tierra con su pecado, y si además tenía acceso al árbol de la vida que le daba la inmortalidad, el alcance del pecado en la tierra seria, para nosotros, simplemente inimaginable. La situación que se destaca en la historia de Noe, que dice que el pensamiento de los hombres era de continuo solamente el mal, no sería nada, si el hombre hubiese tenido la posibilidad de vivir miles de años sin fin. Es por eso por lo que Adán y Evan fueron expulsados del Edén, y Dios pone un ángel para que impida la entrada y acceso al árbol de la vida.
Y aquí en la tierra Satanás intenta que toda la humanidad siga sus pisadas en la rebeldía contra Dios.
El Misterio de la Piedad o Bondad
La infinita sabiduría de Dios había proyectado un plan para la caída del hombre. El libre albedrío daba la posibilidad para que el pecado apareciera, pero la Divinidad no nos abandonó. Jesús fue el cordero sacrificado “desde la fundación del mundo”.
Parte del trabajo de restauración de la raza humana lo podemos ver en tantas historias del nuevo testamento donde Jesús, levanta a sus hijos de las tinieblas del pecado, uno por uno. Por ejemplo, Jesús le dijo a la mujer descubierta en adulterio ¿Quién te condena?:
Juan 8:11 Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.
Jesús le dijo al paralítico, vete y no peques más, para que no te venga algo peor.
Juan 5:14 Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.
La idea de Satanás era poner en jaque a Dios. La consecuencia de comer del fruto prohibido sería la muerte. Satanás pensaba que, si Dios castigaba con la muerte a Adán y Eva o si no los mataba, el siempre ganaría.
Si Dios mata a la pareja, mancharía el carácter de Dios con respecto al resto del universo, y Dios se vería como un tirano dispuesto a dar muerte inmediata a quienes no le obedecen.
Por otro lado, si Dios no los mata, Satanás podría crear su propio ejército con los humanos que se reproducen, porque todos los humanos pecadores son sus siervos.
Pero Satanás no contaba con que Dios ya tenía un plan.
El plan de Dios era:
Juan 1:4 En él [Jesús] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 10:18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Y por esto entendemos el verdadero matiz de la Ley de Dios. Dios no perdonó al hombre de su transgresión en el Edén, sino que El mismo pagó la culpa de ellos, es decir, murió en sustitución de ellos. La ley no es anulada, con Cristo. Sino que se cumple en Cristo, y se exalta en la misma vida de Cristo. En la cruz del calvario, la justicia y la misericordia se besaron.
La Promesa de Dios
Juan 14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
El Señor nos invita a alejarnos del pecado, a nacer de nuevo y practicar la justicia, lo cual es obedecer a Dios ¿quieres volver a casa? Juan 14:3 dice que Jesús viene a buscar a sus hijos, que son los que tienen el carácter de Dios impreso en su corazón.
Juan 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.